El Secretario de Estado Stimson afirmó que “los caballeros no leen el correo de otros caballeros”, pero los espías saben más. El trabajo que realizan los espías es admirado o detestado según las alianzas y lealtades, pero a menudo ha influido en el curso de los acontecimientos mundiales. A continuación se enumeran cinco de los espías más infames de la historia. ¿Crees que podrías haber vivido una doble vida como ellos?

Sidney Reilly

Reilly (Sigmund Rosenblum) trabajaba como gerente de una agencia alemana de construcción naval en Rusia a principios del siglo XX y recopilaba información sobre el plan de desarrollo naval de Alemania para el servicio de inteligencia británico. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se mudó a la ciudad de Nueva York para ayudar a contrarrestar los planes de Alemania de sabotear las fábricas de municiones estadounidenses. En 1918, cuando regresó a Rusia con la intención de derrocar al régimen bolchevique, se vio obligado a huir cuando su plan fue traicionado. Por último, se dice que fue el espía que inspiró la serie de novelas de James Bond de Ian Fleming.

Julia Child

Leer mensajes codificados sobre el plan japonés para la invasión de Malasia era parte del trabajo de Child en la Oficina de Servicios de Seguridad (OSS). Desde su puesto en Ceilán, tenía acceso a los documentos clasificados de más alto nivel sobre agentes clandestinos en Asia. Trabajando bajo su nombre de soltera, McWilliams, Child rechazó los intentos de etiquetarla como espía. Sin embargo, se le concedió el Emblema de Servicio Civil Meritorio por su trabajo en el Registro de la Secretaría de la OSS.

Giacomo Casanova

Casanova, que encajaba perfectamente con la descripción de un “todoterreno”, dedicó su vida aventurera a perseguir una variedad de intereses pintorescos. Sus viajes a las capitales de la Europa del siglo XVIII lo llevaron a Viena, Dresde, Praga, París, Roma, Colonia, San Petersburgo y Varsovia. Los problemas con los acreedores lo llevaron a buscar refugio en España, pero aceptar servir como espía para los inquisidores venecianos entre 1774 y 1782 le permitió regresar a su Venecia natal.

Salón Virginia

Al principio de la Segunda Guerra Mundial, Hall se ofreció como voluntaria para trabajar en la Special Operations Executive (SOE) de Gran Bretaña y colaboró ​​en los esfuerzos de resistencia del gobierno de Vichy utilizando el nombre en clave "Diane" para esconderse de la Gestapo alemana. Cuando Francia cayó ante Alemania, escapó a España y trabajó allí para la oficina de la SOE. En 1944, solicitó ser asignada a la Francia ocupada, donde trazó mapas de las zonas de aterrizaje de los comandos británicos después de que las tropas aliadas desembarcaran en Normandía. Su éxito en informar sobre la ubicación del enemigo la llevó a recibir la Cruz de Servicio Distinguido en 1945.

Elizabeth Van Lew

Atribuida a su papel como “la espía federal más exitosa” de la Guerra Civil, Van Lew utilizó su estatus como miembro de la alta sociedad de Richmond para reunir información sobre los movimientos de las tropas confederadas. Desde su mansión de tres pisos, dirigió una red de espías y proporcionó información a los oficiales de la Unión. Manteniendo una postura de confederada leal, pasó desapercibida para sus amigos ricos mientras encontraba formas de brindar ayuda a los prisioneros. Planificó rutas de escape para los soldados federales capturados y a menudo los mantuvo por breves períodos en su casa.

Para obtener información estratégica mediante la recopilación de información de inteligencia, los espías suelen tener que mantener más de una identidad. Bajo la apariencia de un nombre en clave o haciéndose pasar por un miembro común de la sociedad, estos cinco espías han demostrado el valor de escuchar cuando los demás hablan.