La polémica por el seguimiento de teléfonos móviles mediante GPS por parte de la policía genera preocupaciones sobre privacidad y seguridad.
Una reciente audiencia judicial reveló que la policía de Anaheim, sede de Disneyland, una puerta de entrada al mundo, ha estado utilizando la tecnología de Stingray y Dirtbox para obtener en secreto la ubicación GPS de residentes y visitantes.
Estos dispositivos espía engañan al teléfono para que se conecte a ellos haciéndose pasar por una torre de telefonía móvil. Muchas agencias de todo el país están utilizando este método de seguimiento e identificación de usuarios prácticamente en todas las redes.
No solo el uso de Dirtbox y Stingray está altamente regulado por el Gobierno Federal, sino que también existen varias implicaciones para el servicio que pueden resultar en una pérdida catastrófica del servicio para el usuario. Imagínese lo siguiente:
Estás conduciendo hacia Disneyland desde tu hotel con tu familia, cuando tu coche es chocado por otro vehículo y alguien resulta gravemente herido. Inmediatamente sacas tu teléfono para llamar al 911, pero tarda más de lo habitual en conectarse tu llamada telefónica, ¡y cuando el 911 responde a tu llamada ya es demasiado tarde! Posible motivo: el uso de Stingray en la zona provocó una anulación/demora en la cobertura del servicio, mientras el dispositivo obtenía sus datos de seguimiento y finalmente te enviaba a una torre de telefonía celular legítima para tener cobertura de telefonía celular.
La situación descrita es trágica. Técnicamente nunca debería ocurrir, ya que los dispositivos dicen estar diseñados para permitir siempre llamadas al 911 sin demora, pero ¿cómo podemos estar seguros? ¿Quién regula el uso y abuso de los dispositivos como tales?
¿Existen usos legítimos para esta tecnología? Sí. Este tipo de dispositivos permiten a las fuerzas del orden rastrear un teléfono móvil e identificar la ubicación de su usuario en tiempo real. ¡También pueden identificar la ubicación de un sospechoso en una multitud! Estos son usos legítimos y bastante asombrosos de la tecnología. Sin embargo, ¿no debería advertirse a los ciudadanos y visitantes de que su privacidad puede estar en juego y advertirse de que "entran bajo su propio riesgo"?
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